viernes, 26 de agosto de 2011

A UNA VOZ

    Hoy he vuelto a cruzar por la calzada,
que ayer mismo subirla no podía,
suspirando en los chopos me escondía,
y lloraba a sus pies de madrugada.
     Nunca viera una puerta en su alambrada,
aunque tal vez supiera que existía,
nunca quise buscar su lejanía,
porque estaba sentado en su alborada.
    Despierto el corazón,  el alma errante,
buscaba una razón al sacrificio,
tal vez una ilusión regocijante,
sentado en el altar de este suplicio,
donde yo me encontraba, tan campante,
esperando del mundo un beneficio.

    Y un día alguien me dijo, susurrando,
nunca esperes, amigo, una grandeza,
de aquel que desconoce tu tristeza,
porque tú no lo has ido pregonando.
    Que este mundo está siempre caminando,
por la senda de amistad, que empieza
allí donde no llega tu entereza,
aunque estuvieres mucho tiempo andando.
    Y a esa voz tan lejana y misteriosa,
que abrió mi corazón en esta vida,
dejando resbalar dichosa,
la sangre que manaba de mi herida,
quiero decirla con mi voz llorosa,
que mi alma se siente agradecida.

                         O.Z.M.
   
Nota.– Sonetos  dedicados a mi amiga Nerim.
   
  

lunes, 22 de agosto de 2011

A UNA AMIGA

     Cuando ya no hay que andar por la vereda,
que va cruzando el bosque de la vida,
con una sensación desconocida,
prendida en el balcón de su arboleda.
     Cuando el mirlo no cante, o ya no pueda,
y la alondra en el campo esté escondida,
cuando sientas que el pájaro no anida,
en el árbol de ayer de tú alameda.
     Cuando pienses tal vez, que  es secundario,
seguir por este mundo transitando,
aunque sea cruzando este calvario,
que está a tu puerta sin querer, llamando,
no te olvides, que todo es necesario,
que yo siempre estaré contigo hablando.

     Y es cierto que te has ido, amiga mía,
dormitando en tu ayer prudentemente,
cansada de vivir constantemente,
soñando una ilusión en tu alegría.
    Quédate en esta suerte día a día,
que el amor se mantenga en tu consciente,
que te lleve abrazado en su corriente,
hasta aquel más allá de tu agonía.
     No me duele el vacío de tu ausencia,
ni tampoco el sabor de la amargura,
yo quisiera soñar con tu presencia,
tenerte para siempre en mi locura,
llamarte por tu nombre en la inclemencia,
que abraza el corazón de mi ternura.

     Pero ya no es ayer porque es mañana,
y ayer estabas dormitando, amante,
y hoy estás en un mundo palpitante,
que siempre llega aún en edad temprana.
     No te quedes, mi amiga, en la ventana,
de este mundo, tal vez, desorbitante,
que a veces nos parece fascinante,
y otras muchas nos mira con desgana.
     Que encuentres otro mundo en tu partida,
más abierto al cariño verdadero,
donde puedas volar siempre atrevida
por el bosque feliz de tu sendero,
amiga, porque encuentres otra vida
donde no haya dolor,  es lo que quiero.

                          O.Z.M.