lunes, 26 de noviembre de 2012

LA VIDA PASA




  Subí la cuesta de mi ayer, cansado,
tratando de encontrar nuevo presente,
empecé a deslizarme entre la gente,
con los ojos de ayer en mi pasado.
   
   El mundo iba deprisa, alborotado,
juventud y sonrisa, consecuente,
viajaban de la mano simplemente,
y mi edad ya no estaba a su costado.

    Buscando entre las sombras de la vida,
trataba de encontrar un nuevo amor,
pasó mi juventud, ayer perdida,

ninguno la encontraba alrededor,
y tuve la certeza incomprendida,
de hallarme solo en este corredor.

   
  
     Solo y vacío, despoblado e inerte,
me he sentido, tal vez, un vagabundo,
pidiendo una limosna por el mundo,
a aquella juventud, que no te advierte.

    Y he pasado ante ti, solo por verte,
y apenas me has mirado ni un segundo,
dejabas ante mí solo un profundo,
clamor de eternidad, casi de muerte.

    He salido a encontrar la primavera,
con el alma enrollada en mi cintura,
con la edad en la mano, por bandera,

la ilusión dormitando en la espesura,
del bosque de mi ayer, y en la ribera
sigue el rio cantando su hermosura.



                        O.Z.M.

martes, 20 de noviembre de 2012

LA ROSA

                  
       Sonetos con estrambote
   
 Recorriendo el jardín de mis sudores,
vi a una rosa llorando amargamente,
el agua resbalaba entre su frente
limpiando de emoción sus sinsabores.

      Una vez vengo a verte entre las flores,
suspirando por ti calladamente,
y te encuentro llorando tristemente,
en el verde rosal  de mis amores.

      He visto un pétalo surcando el río,
bajar cual una barca venturosa,
y he sentido tu enorme desvarío,

 se ha escapado de ti, querida rosa,
con una sensación de escalofrío,
pues dejaste de ser menos hermosa.

     El ser humano que a medrar empieza
se apoya casi siempre en su belleza.


      No llores más, mi rosa por tu herida,
y ofrece, sin dudar, todo tu amor,
a todo aquel que esté a tu alrededor,
pues te queda el aroma de por vida.

   No podrá nunca el rio y su atrevida
corriente cristalina en su fulgor,
robarte este preciado resplandor,
que nos llega de ti  en la amanecida.

    Te pueden maltratar en tu alegría
las manos imprudentes, no amorosas,
tratando de ocultar tu lozanía,

mas no podrán quitarte, aún cautelosas,
tus ojos de belleza, amada mía,
porque siempre estarán entre las rosas.

   Puede el hombre morir de inanición,
pero el alma jamás de una traición.



                      O.Z.M.

lunes, 12 de noviembre de 2012

ILUSION


   Yo tengo entre mis manos, protegida,
llorando una ilusión, en dulce espera,
si la aprieto, se encuentra prisionera,
si la libro se queda harta ofendida.

   Qué tengo yo que hacer en tu partida?.
   Si ya no tengo edad de estar afuera,
y si fuera posible que la hubiera,
¿qué tengo que ofrecerte en esta vida?.

    Tal vez ya no me quede en el tintero,
ni una gota de humor y fantasía,
ni una pluma prendida en el sombrero,

 por mandarte un mensaje de alegría,
que llegara hasta ti, por el sendero,
donde no sabe andar la pena mía.



    Vuela sin miedo, mi ilusión callada,
desgarra tu cadena de atadura,
tú no tienes edad, y sí hermosura,
juventud y valor en tu mirada.

     Yo soy un hombre solo, casi nada,
no tengo a mano una cabalgadura,
ni siquiera una lanza en mi cordura,
tampoco tengo escudo, ni una espada.

      No te puedo ofrecer una caricia,
ni una triste aventura en el mesón,
Dulcinea de ayer, que eres noticia,

pues llega Don Quijote a la sazón,
desprovisto de espada y de codicia,
y también de locura y ambición.

    

    
                     O.Z.M.