Yo buscaba un amor, una utopía,
más allá de la vida consecuente,
dejándome llevar por la corriente,
del rio del ayer de mi alegría.
Y el rio de su asombro no salía,
bajaba el agua, silenciosamente,
mirando el cielo azul y transparente.
y al pasar a mi lado, sonreía.
Escuchaba el fulgor de su mirada,
resbalando en el agua cristalina,
cantaba el corazón en la alborada,
soñando una ilusión tan peregrina,
que se pierde en silencio mi llamada,
y el rio sin cesar, lento camina.
Bailaba sobre el agua una sirena,
al arrullo de amor alborozado
que lleva la corriente en su costado,
bañando silenciosa su melena.
Descubre el pecho a la quietud serena,
que lleva el agua, en su sentir callado,
y canta al despertar su bien amado
de un fondo virginal. Piedra y arena.
Abre los ojos de su ayer distancia
a la luz que en sus aguas se refleja,
aprieta el corazón de su elegancia,
sobre la piedra que al bajar, corteja,
y vuelve a caminar con arrogancia,
ya no escucho su voz y así me deja.
O.Z.M.